sábado, 21 de mayo de 2016

El Mediterráneo - Braudel - Análisis Historiográfico



    


"Creo que este mar, como cada cual pueda verlo y amarlo, sigue siendo el más valioso de los documentos para ilustrar su vida pasada”
Fernand Braudel,  El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II.


El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II
“Felipe II y el Mediterráneo, un buen argumento. ¿Pero por qué no el Mediterráneo y Felipe II? Este también sería un gran tema. Porque, entre los dos protagonistas, Felipe II y el mar interno, la lucha es desigual”
Lucien Febvre, 1950.[1]
El objetivo del presente trabajo es hacer un análisis historiográfico del libro El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II de Fernand Braudel.
Para ello es necesario abordar algunas de las características que van a caracterizar a la tradición de Annales para tener una base metodológica para poder analizar la problemática en cuestión. Así que en primer lugar analizaré algunas de las características que marcaron a la primera generación de Annales y las rupturas con la tradición positivista, y, es por ello que algunas de estas características de las primera generación seguirán presente en la segunda generación, mientras que otras cambiarán y se producirán algunas innovaciones.
La Primera Guerra Mundial significó un trauma en el mundo, la historia diplomática, política, militar que había caracterizado a la disciplina histórica positivista e historicista ya no servía para explicar el mundo.
Como afirma Fernand Braudel su Lección Inaugural, del 1º de Diciembre de 1950 en el Collège de France, de la Cátedra de Historia de la civilización moderna, “las grandes catástrofes no son necesariamente artífices pero sí, con toda seguridad, los pregoneros infalibles de revoluciones reales; en todo caso, constituyen siempre una incitación a pensar, o más bien a replantearse, el universo”[2]
Este es el simbolismo de Annales, explicar el mundo al mundo, ¿Pero cómo hacerlo en un mundo trastornado que había sobrevivido a una Gran Guerra? ¿Y qué rol tendría la historia en explicar el mundo al mundo?
Frente a esto, en 1929 nacía en Francia Annales d'histoire économique et sociale, una revista científica de historia social, que iba a marcar una ruptura epistemológica con la forma tradicional de pensar y escribir la historia.
Sus fundadores Marc Bloch y Lucien Febvre, nacidos y nutridos de historiadores positivistas, fueron los que iniciaron esta nueva tradición historiográfica, bajo cuya égida acogería a  nueva generación de historiadores que plantearían una alternativa a la tradición historiográfica positivista, cuyas críticas a dicha forma de concebir al rol de la historia y a la función del historiador se habían comenzado a sentir ya iniciado el siglo XX. Al período que va desde la fundación de la revista en 1929 a 1945 se lo conoce como Primera Generación de Annales, cuyos representantes van a ser los padres fundadores de Annales d'histoire économique et sociale.
En la tradición positivista el historiador se encargaría de reconstruir el pasado tal cual fue, siendo así su función la de mero recolector de datos, dejando de lado toda su subjetividad e interpretación de dichos acontecimientos históricos.
En segundo lugar, la historia que los historiadores positivistas construían era una historia de carácter política, militar, diplomática, en donde las hazañas de los grandes héroes serian el epicentro de los estudios históricos, una historia acabada.
Annales se a oponer a ese reduccionismo de la historia hacia la historia descriptiva, política, diplomática, y en primer lugar ampliará el universo de estudio y considerará, ya no al hombre como sujeto individual de la historia, sino que ya comenzará a hablar de los hombres en sentido plural. Es decir, el individuo ya no es el sujeto de la historia, su lugar será ocupado por el hecho social. La historia va a ser definida por Marc Bloch como la “Ciencia de los hombres en el tiempo”.
Otro de las innovaciones que va a incorporar Annales es la interdisciplinariedad. Esto se refiere básicamente al rol de las otras ciencias con relación a la historia. Es por ello que la propia historia comenzaría a utilizar métodos de investigación de otras disciplinas, como la arqueología, la demografía, la estadística, la antropología, etc. Por ello Marc Bloch y Lucien Febvre apelaban a la interdisciplinariedad, es decir a la cooperación de otras disciplinas para hacer historia.
Se ha concebido a Annales como la Historia Problema. Vinculado a la relación presente – pasado y a la función de la historia, esta nueva forma de concebir a la Historia iba a caracterizar a las diversas generaciones de Annales.
E. H. Carr en ¿Qué es la Historia?, nos dice: “El historiador no pertenece al ayer sino al hoy. […] La función del historiador no es ni amar el pasado ni emanciparse de él, sino dominarlo y comprenderlo, como clave para la comprensión del presente”[3] Esa relación dialéctica que hacen del pasado – presente es lo que va a caracterizar Annales. Problematizar desde el presente y comprender el pasado, permitirá comprender el presente.
Lucien Febvre, aconseja al historiador que poder comprender el mundo en que vivimos partamos de una buena hipótesis de trabajo que guíe la investigación: “Yo les pido que trabajen como Claude Bernard, con una buena hipótesis en la cabeza. Que no se hagan nunca coleccionista de hechos […] Y que proporcionen una historia no automática, sino problemática.
De esta manera operarán sobre su época. Y permitirán a sus contemporáneos, a sus conciudadanos comprender mejor los dramas de que van a ser, de que ya son, todos juntos, actores y espectadores. Así, es como aportarán los más ricos elementos de solución a los problemas que turban a los hombres de su tiempo”[4]
Las dos obras cumbres de esta primera generación de Annales son El problema de la incredulidad en el siglo XVI. La religión de Rabelais de Lucien Febvre y Los Reyes Taumaturgos de Marc Bloch, cada una de ellas con sus respectivas hipótesis de trabajo y ámbitos de estudio.
Se ha sostenido que la primera generación de Annales culmina con la llegada de Fernand Braudel a la revista, la cual aún seguía bajo la dirección de Lucien Febvre.
Como se adelantaba en el inicio del presente trabajo, Annales se ha caracterizado en sus sucesivas generaciones por esta concepción de rupturas y continuidades, es decir, que esta generación de analistas que surge a partir de la llegada de Braudel a la revista va seguir con algunas tradiciones, otras cambiarán y se introducirán algunas innovaciones de la mano de Braudel.
En primer lugar, la función de la historia continuará siendo la misma, la historia como dice Braudel es hija de su tiempo y bajo el lema “Explicar el mundo al mundo” se continuarán los trabajos históricos, mediante la problematización del presente y con la ayuda del método progresivo – regresivo al que hacía alusión Bloch, el historiador intentará explicar el mundo en el que se haya inserto, y al igual que la primera generación, el historiador forma parte del universo de estudio.
Otras de las cuestiones que continuarán en esta nueva generación de Annales es la interdisciplinariedad, es decir, la colaboración de otras ciencias   en los diversos análisis históricos. Esto se va a ver potenciado además con la ampliación de temas de esta generación, se dejará de lado un poco la Historia Social y se profundizará en temas económico, surgiendo así la Historia cuantitativa, la historia demográfica, la historia serial.
Mención aparte merece la Historia Serial, que en conjugación con la larga duración del tiempo histórico que caracteriza a las obras de Annales, van a permitir ver tendencias, oscilaciones, permitirán ver lo que cambia en lo que permanece y de lo que permanece lo que se fue transformando.  Esto se va a poder observar en la obra que se analizará en las siguientes páginas.
Esta generación va a sistematizar algunas cuestiones de la anterior tradición. En relación al tiempo, Braudel ya va a comenzar a hablar de distintos ritmos a los que se mueve la historia, alegando tres tipos de duración: la larga duración (estructura), mediana duración (coyuntura) y la corta duración (acontecimiento).
En primer lugar, los acontecimientos o sucesos de corta duración, que definen su temporalidad precisamente “événementielle”, a la medida y al ritmo del acontecer cotidiano. Se trata como establece Braudel,  del tiempo cortado a la medida del individuo de sus experiencias más inmediatas. Por ejemplo la Toma de la Bastilla del 14 de julio sería un acontecimiento dentro  un proceso, en este caso la Revolución Francesa.
En segundo lugar, la mediana duración, es decir las distintas coyunturas económicas, políticas, sociales, culturales, en referencia a las realidades reiteradas durante varios años, lustros, e incluso décadas. Tiempo de los fenómenos repetidos o que perduran durante varios años y envuelven al tiempo événementielle, al trascenderlo y servirle de apoyo y marco de referencia más general.
Y por último los procesos y estructuras de larga duración histórica, corresponden a esas realidades persistentes dentro de la historia que hacen sentir efectivamente su presencia en el decurso de los procesos humanos, y que al establecer límites de lo posible y lo imposible se constituyen como verdaderos protagonistas determinantes del devenir específico de las sociedades.
Ahora bien, una de las innovaciones que introduce Fernand Braudel es el tipo de explicaciones de carácter estructural en el marco de la larga duración que caracterizarán al tipo de historia braudeliana, conocida como historia estructural, global o historia total. Características bastantes explicitas tanto en El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II como en Civilización material, economía y Capitalismo.
Para adentrarnos en el análisis de  El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II y entender la originalidad de la obra de Braudel, es importante conocer algunas cuestiones personales y profesionales del autor, como así también algunas experiencias y etapas de desarrollo que lo han ido transformando en un personaje singular y en uno de los más grandes historiadores del siglo XX.
Fernand Braudel nació en 1902 en un pueblo de la Francia oriental.  En su Personal Testimony, él recuerda que como otros miembros de Annales nació en la parte francesa que le abrió la puerta a Alemania durante la época de la Segunda Guerra Mundial.
Durante toda su vida, incluso durante los cinco años que duró su prisión en un campo de concentración cerca de la ciudad de Lübeck, desarrolló un profundo interés por los estudios y la ciencia alemana.
A la edad de 21 años, en 1923, luego de su agrégation, obtuvo la primera plaza como profesor en Argelia, en donde vivió diez años.  Luego de su estadía en Argel, pasó varios años en Brasil, en donde conoció al antropólogo francés  Claude Lévi-Strauss.
De regreso a Europa, tuvo la suerte de viajar en el mismo barco que Lucien Febvre, encuentro que marcaría el resto de su vida académica, enarbolando así una amistad con el fundador de Annales d'histoire économique et sociale. Dicho encuentro marcaría un profundo cambio en la forma en que Braudel iba a abordar su tesis doctoral.
Lucien Febvre, dejó plasmado en un escrito en la revista Renue Historique del año 1950, que mediante una carta le propone a Braudel cambiar el título de su tesis Felipe II y el Mediterráneo por el Mediterráneo y Felipe II. Este cambio sustancial implicaría abordar el estudio histórico desde otra perspectiva, en donde ya no sería Felipe II el centro de dicha tesis, sino que lo sería el Mar Mediterráneo, es decir que en esta obra el personaje histórico sería el Mediterráneo.  Es por ello que finalmente, la obra se llamará El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II:
“Desgraciado, diríamos nosotros, aleccionados por la experiencia, desgraciado del historiador que crea que esta cuestión prejudicial ni se plantea, que el Mediterráneo es un personaje histórico que no hay por qué definir, que se halla definido desde hace mucho tiempo, como algo claro y nítido, que cabe reconocer a primera vista y que podemos captar sin más que recortar la historia universal, siguiendo la línea de puntos de sus contornos geográficos. ¿De qué sirven estos contornos para nuestras investigaciones? “
(F. Braudel, 1987, p. 13)
En 1940, Braudel es capturado y enviado a campo de concentración. Durante tu etapa carcelaria (1940 – 1945), es cuando termina la estructura definitiva de su tesis doctoral. Al igual que otro de los grandes historiadores del siglo XX, Marc Bloch, Braudel termina su obra casi en forma memorística y enviando pequeños cuadernos a Lucien Febvre.
Cierto es que a su salida del confinamiento del campo de concentración, Braudel logra recuperar sus cuadernos, y culminar la obra que hacía 20 años estaba construyendo. Una obra a la que el propio Braudel alude que en un primer momento se trató de una historia tradicional, básicamente militar, diplomática, y a la cual sus maestros elogiaban:
“Puede servirme de excusa la historia misma de este libro. Cuando lo emprendí, en 1923, fue bajo la forma clásica, indudablemente más prudente, de un estudio consagrado a la historia mediterránea de Felipe II. Mis maestros de entonces lo elogiaron mucho. Lo veían encuadrado dentro de los marcos de aquella historia diplomática bastante indiferente a las conquistas de la geografía, poco atenta (como la diplomacia misma con harta frecuencia) a la economía y a los problemas sociales; bastante desdeñosa para los grandes hechos de la civilización, las religiones y las letras y las artes, los grandes testigos de toda historia digna de su nombre; de aquella historia diplomática que, arrellanada en su partí pris, no se dignaba mirar más allá de las oficinas de las cancillerías, para contemplar las realidades de la vida, espesa y fecunda.”
(F. Braudel, 1987, p. 15)
Gran parte de la obra de Braudel fue gestada durante su prisión en las cercanías de Lübeck, citando a Françoise Dosse, haciendo referencia al momento histórico al cual responde la obra de Braudel:
“Es cierto que sin negar que una buena parte de El Mediterráneo fuera escrita como evasión, todo el trabajo y la arquitectura de éste precede al segundo conflicto mundial. Lo cual resta solidez a la hipótesis según la cual la estructura del libro habría sido pensada como antídoto de las noticias alemanas acerca de la guerra adoptando una perspectiva de los grandes períodos históricos como forma de evasión frente a un boletín de noticias emitido por la radio nazi”
(F. Dosse, La Historia en Migajas, p. 128)
Según Peter Burke, citando al propio Braudel, sostiene que el gran problema, el único gran problema que tenía que resolver era mostrar que el tiempo se mueve a diferentes velocidades. Esto lo va a hacer mediante la estructuración de los dos tomos del libro en tres partes, en palabras del propio Braudel:
“La primera trata de una historia casi inmóvil, la historia del hombre en sus relaciones con el medio que le rodea; historia lenta en fluir y en transformarse, hecha no pocas veces de insistentes reiteraciones y de ciclos incesantemente reiniciados. No he querido olvidarme de esta historia, casi situada fuera del tiempo, en contacto con las cosas inanimadas, ni contentarme tampoco, a propósito de ella, con las tradicionales introducciones geográficas de los estudios de historia, inútilmente colocadas en los umbrales de tantos libros, con sus paisajes minerales, sus trabajos agrícolas y sus flores, que se hacen desfilar rápidamente ante los ojos del lector”
(F. Braudel, 1987, p 17)
En la primera parte de este libro hemos tratado de individuar, partiendo del espacio, todo lo que es repetición, lentitud, permanencia.
En nuestra búsqueda de lo inmóvil o lo cuasi-inmóvil no hemos vacilado en rebasar los límites cronológicos de un estudio restringido en principio a la segunda mitad del siglo XVI, ni en utilizar testimonios de otras épocas, incluso de la actual.
(F. Braudel, 1987, p 471)
Claramente Braudel en esta parte del libro (La influencia del medio ambiente) hará referencia a la larga duración y a aquellas estructuras que permanecen inmutables a lo largo del tiempo o aquellos cambios que son imperceptibles para el hombre. En esta primera parte del libro analizará los aspectos geográficos del Mediterráneo y su incidencia en las actividades del hombre a lo largo del tiempo. Esto es lo que Braudel ha denominado Geohistoria. Si nos acercamos al índice podemos ver como Braudel aborda temas vinculados a la geografía y a su vinculación con el desarrollo del hombre, en la primera parte del libro Braudel va a hablar de la Influencia del Medio ambiente:
“…la primera parte de este libro se centra en torno a la geografía. Pero es una geografía muy sui generis, atenta especialmente a cuanto concierne a los factores humanos. Y no sólo eso: es también un intento de dar con una particular especie de historia.”
(F. Braudel, 1987, p 27)
Además agregará en cuanto a la influencia del medio ambiente en el hombre en la larga duración y nos permitirá descubrir los rasgos permanentes de aquellos que mutan:
“El resultado de esta acumulación será un marco en el que, a través del tiempo y del espacio, se desarrolla una historia a cámara lenta que permite descubrir rasgos permanentes. En semejante contexto la geografía deja de ser un fin en sí para convertirse en un medio; nos ayuda a recrear las más lentas de las realidades estructurales, a verlo todo en una perspectiva según el punto de fuga de la duración más larga'. También la geografía puede, como la historia, dar respuesta a muchos interrogantes. Y en nuestro caso, nos ayuda a descubrir el movimiento casi imperceptible de la historia, a condición, naturalmente, de que estemos abiertos a sus lecciones y aceptemos sus divisiones y categorías.”
(F. Braudel, 1987, p 27)
En la segunda parte de la obra, y siguiendo la lógica de esta sistematización de la temporalidad que va a hacer Braudel con respecto a la primera generación de Annales, el autor va a analizar una historia de mediana duración, es decir, una historia coyuntural, en palabras del propio Braudel en referencia al tiempo social:
“Por encima de esta historia inmóvil se alza una historia de ritmo lento: la historia estructural de Gastón Roupnel, que nosotros llamaríamos de buena gana, si esta expresión no hubiese sido desviada de su verdadero sentido, una historia social, la historia de los grupos y las agrupaciones. Cómo este mar de fondo agita el conjunto de la vida mediterránea es lo que me he esforzado por exponer en la segunda parte de mi libro, estudiando sucesivamente las economías y los Estados, las sociedades y las civilizaciones e intentando, por último, poner de manifiesto, para esclarecer mejor mi concepción de la historia, cómo todas estas fuerzas profundas entran en acción en los complejos dominios de la guerra.”
(F. Braudel, 1987, p 27)
Nuestro segundo libro se propone tratar una historia de ritmo más próximo a lo individual: la historia de los grupos, de los destinos colectivos, de los movimientos de conjunto. Se trata de una historia social: todo arranca en ella del hombre, del ser humano, y no de las cosas
Se interesa por las estructuras sociales, las cuales están provistas de mecanismos que soportan bastante bien el paso del tiempo; pero también se interesa por el modo en que se mueven dichas estructuras. Auna, en consecuencia, lo que en nuestra jerga de especialistas llamamos estructura y coyuntura, lo inmóvil y lo animado, la lentitud y el exceso de velocidad.
(F. Braudel, 1987, p 471)
Finalmente, en la última parte del libro analizará una historia acontecimental. Para no olvidarse de su origen académico, como afirma Burke, será una historia analizada desde la corta duración:
“Finalmente, la tercera parte, la de la historia tradicional o, si queremos, la de la historia cortada, no a la medida del hombre, sino a la medida del individuo, la historia de los acontecimientos, de François Simiand: la agitación de la superficie, las olas que alzan las mareas en su potente movimiento. Una historia de oscilaciones breves, rápidas y nerviosas. Ultrasensible por definición, el menor paso queda marcado en sus instrumentos de medida. “
(F. Braudel, 1987, p 18)
En la parte final de su libro, Braudel define qué es para él un acontecimiento, citando la definición de Paul Lacombe y Françoise Simiand:
“los restos flotantes que he pescado en este océano de la vida histórica, y que he puesto aparte con el nombre de acontecimientos, son los acontecimientos breves y patéticos,  en especial aquellos que la historia tradicional llama sucesos memorables”
(F. Braudel, 1987, p 793, Tomo 2)
Si bien en el Mediterráneo analiza el siglo XVI, estas tres tipos de duración están vinculadas dialécticamente entre sí, cada una de ellas puede ser entendida dentro de la estructura a la cual corresponde, como decíamos anteriormente, este tipo de historia permitirá comparar lo que cambia en lo que permanece y de lo que permanece lo que se fue transformando:
Esta división de la historia entre lentitudes y velocidades, entre estructura y coyuntura, sigue siendo el tema central de un debate muy lejos todavía de solución. Es preciso clasificar estos movimientos en relación unos con otros, sin la certeza previa de si éstos han conformado a los otros o viceversa. Identificarlos, clasificarlos y compararlos debe ser nuestro primer cuidado y nuestra primera tarea.
(F. Braudel, 1987, p 792, Tomo 2)
El siguiente punto del análisis historiográfico de la obra de Braudel es la cuestión de la interdisciplinariedad. Ya al inicio del prefacio el autor lo deja bastante al descubierto, en palabras del mismo autor:
“Si la nueva historia debe ser, como creo, una reconstrucción del pasado captado en toda su amplitud y en toda su complejidad, tendrá que incorporar en sus cuadros y explicaciones la obra entera, tan rica, de las ciencias sociales, sus vecinas. Por consiguiente, el historiador tendrá que ser, desde luego, historiador, pero también y a un tiempo economista, sociólogo, antropólogo y hasta geógrafo. En este alcance imperialista de lo social (en el sentido amplio de la palabra), no nos extrañemos de que el historiador encuentre ante sí dificultades en verdad insuperables que hacen que la realidad de la vida humana, tanto en el presente como en el pasado, deba captarse en talleres diferentes, por ciencias particulares, y abordarse, en suma, simultáneamente por varios lados. Ninguna inteligencia puede captar hoy la realidad social de una vez y en toda su viviente amplitud.”
(F. Braudel, 1987, p 9)
En el prólogo de la primera edición francesa de El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, va a establecer cuál va a ser la función de la historia para Annales:
“No creo que la historia esté condenada a no estudiar más que los huertos sólidamente cercados. Si así lo hiciera, ¿no faltaría a uno de sus deberes actuales, que es también el de contestar a los angustiosos problemas de la hora, el de mantenerse en contacto con las ciencias, tan jóvenes, pero .tan imperialistas también, del hombre? ¿Puede existir, en este año de 1946, un humanismo actual, sin historia ambiciosa, consciente de sus deberes y de sus inmensos poderes?”
(F. Braudel, 1987, p 9)
A lo largo de los dos tomos y las más de 1700 páginas de El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, el autor va a hacer el tipo de historia llamada Historia Total, Historial Global o Historia Estructural. Esto se puede observar primeramente en las diversas temáticas abordadas, desde la cuestión más ambiciosa del espacio geográfico y su vinculación con las actividades del hombre, como la historia política, social, económica, explicando a la sociedad desde diversos niveles de análisis.
Ahora bien, antes de entrar en el análisis de fuentes, Braudel en el prólogo de la segunda edición francesa, dejará muy en claro que el tipo de historia que va a hacer no es una historia concluida, terminada, acabada, es una historia en construcción, una historia que cambió, por ello sostiene que tuvo que hacer algunos cambios que han variado a la obra desde la primera edición a la segunda. Cambios que se deben a nuevas fuentes no tenía o nuevos problemas de investigación que fueron surgiendo, en palabras del propio Braudel citaré algunos apartados, el primero de ellos corresponde al prólogo de la primera edición, en donde el historiador deja abierta la puerta abierta a nuevas investigaciones, conclusiones, los siguientes corresponden a la segunda edición:
Huelga decir que, por muy amplio que mi esfuerzo haya sido en este punto, no he podido consultar, ni mucho menos, todos los documentos de los archivos que he tenido a mano; que mi libro se basa en una investigación forzosamente parcial; que sé de antemano que sus conclusiones serán revisadas, discutidas, desplazadas por otras, y que deseo que así sea. Así progresa y tiene que progresar la historia.
(F. Braudel, 1987, p 14)
Con el aumento de nuestros conocimientos y los progresos de las ciencias sociales, vecinas de las históricas, los libros de historia envejecen hoy con mucha mayor rapidez que ayer. Basta que transcurran unos instantes para que su vocabulario quede anticuado, su novedad pase a ser tópica, y las explicaciones que ofrece, cuestionables.
Las correcciones, las adiciones y las refundiciones son, a veces, muy considerables, dado que he debido tener en cuenta no sólo los nuevos conocimientos, sino algo que es mucho más importante: las nuevas problemáticas.
(F. Braudel, 1987, p 21)
Toda labor de síntesis —como tantas veces repetía Henri Pirenne— provoca una nueva ola de investigaciones especializadas. Tales investigaciones no han faltado, siguiendo la estela de mi libro. Comenzaron tras mis pasos, pero hoy me han arrollado. Necesitaría páginas y páginas para dar cuenta del inmenso trabajo que se ha llevado a cabo desde 1949, en terrenos que conciernen directamente a esta obra, con los libros y estudios, publicados o no.
Ha habido que integrar todo el material recolectado, y entonces se me han presentado insidiosas cuestiones de método, como inevitablemente había de suceder en un libro de estas proporciones que toma como tema el espacio mediterráneo, considerándolo en sus más vastos límites o abarcando todos los aspectos de su densa y rica existencia. Aumentar la información trae necesariamente consigo el desplazamiento o la eliminación de los antiguos problemas, y la inevitable aparición de otros nuevos, cuyas soluciones se vislumbran difíciles y poco precisas. Por otra parte, durante los quince años que separan esta nueva edición de la redacción inicial, también el autor ha cambiado.
(F. Braudel, 1987, p 22)
En cuanto a las fuentes que utiliza, el autor en la parte final del libro va a hacer una descripción pormenorizada de todas las fuentes que utilizó para la preparación de esta obra que girará en torno al mar Mediterráneo en el siglo XVI, es por ello que utilizó distintos tipos de fuentes de distintos países.
Va a dividir las fuentes en tres puntos: fuentes manuscritas, cartográficas y fuentes impresas.
Recurrió a distintos Archivos Históricos, como el de Madrid, el de Marsella, Florencia, Roma, El Vaticano, etc, Bibliotecas, de donde extrajo libros, cartas, archivos, y analizó qué fuente utilizó de cada uno de los lugares a los cuales recurrió y cómo fue su tratamiento específico de cada una de ellas.
A lo largo del libro se puede observar la estructuración pensada a través de la temporalidad de la larga duración que ya habían anunciado los historiadores de la primera generación.
Utilizó la obra para, como decíamos anteriormente, y por medio del análisis del siglo XVI en el mar Mediterráneo, demostrar los tres tiempos en los que se mueve la historia. Para ello hizo un análisis en profundidad y detallado dividiendo al tiempo histórico en aquel tiempo de la historia que permanece prácticamente inmóvil vinculado a la geohistoria, en segunda instancia el tiempo de ritmo lento, asociado a una historia social, y por último un tiempo de corta duración, un tiempo individual, asociado a la historia acontecimental, pero una historia acontecimental entendida dentro la estructura de la mediana (coyuntura) y larga duración (estructura).
Las críticas a esta obra, a diferencia de lo que afirma el autor en el prólogo de la segunda edición fueron muchas, quizás la más radical es la que le hicieron con referencia al dejar en segundo plano y casi determinado por las cuestiones ambientales al hombre y la poca relevancia de éste en la obra:
“Algunos críticos han ido aún más lejos al criticar a Braudel y han hablado de “una historia sin seres humanos”. Para comprender que esta acusación es exagerada basta con examinar los penetrantes retratos de personajes individuales contenidos en la tercera parte de la obra. Sin embargo, también sería justo considerar que el precio que pagó Braudel por su olímpica visión de las cuestiones humanas para abarcar vastos espacios y largos períodos es una tendencia a disminuir a los seres humanos, una tendencia a tratarlos como “insectos humanos”, frase reveladora que figura en la discusión de los pobres del siglo XVI.”[5]
A pesar de las críticas esgrimidas sobre su obra, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, constituye una de las obras más ambiciosas e influyentes del siglo XX, que ha abierto líneas de investigación en toda una generación de nuevos historiadores.


Bibliografía consultada:
Braudel, Fernand. El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. México, Fondo de Cultura Económica, 1987.
Braudel, Fernand. La Historia y las Ciencias Sociales. Madrid, Alianza Editorial, 1970
Burke, Peter. La revolución historiográfica francesa. Barcelona, Editorial Gedisa, 1993.
Carr, H. E.  ¿Qué es la historia?. Barcelona, Biblioteca Breve, 1961
Corcuera de Mancera, Sonia. Voces y Silencio en la Historia. México, Fondo de Cultura Económica, 1997.
Dosse, Françoise. La Historia en migajas. De annales a la “nueva historia”. México, Universidad Iberoamericana, 2006.
Rojas, Carlos Antonio. Fernand Braudel y las Ciencias Humanas. México, Montesinos, 2004.
Wallerstein, Immanuel. Braudel, los “Annales” y la Historia contemporánea. Studi Storici, 1980.


Análisis Historiográfico hecho por Alejandro Franco. Estudiante del Profesorado de Historia ISFDyT 10 - Tandil - 2015

[1] Lucien Febvre, Un livre qui grandit: La Méditerranée et le monde méditerranéen a l'époque de Philippe I, en Renue Historique, número 204, 1950, p. 217.
[2] Fernand Braudel (1968), “Las responsabilidades de la Historia”, en La Historia y las Ciencias Sociales, Alianza Editorial, p. 20.

[3] E. H. Carr, El Historiador y los Hechos, en ¿Qué es la Historia?, Editorial Planet, 1961, p. 34.
[4] Lucien Febvre, op. Cit. P. 70-71
[5] Peter Burke, La revolución historiográfica francesa, p. 45.

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